El Estado contra Eva. Los orígenes puteros del Estado moderno

Antes de que existieran las cárceles, ya había un lugar para encerrar a las mujeres. Primero fueron los prostíbulos-presidio; después, las casas de las arrepentidas; y, finalmente, las cárceles modernas, instauradas en el siglo xvii. Esta genealogía del encierro no fue accidental: diseñó un modelo de control que, desde la Baja Edad Media, se consolidó como parte integral del Estado moderno.

Este libro explora cómo estas instituciones moldearon las relaciones de poder que hoy naturalizamos. El encierro de las mujeres no solo fue un castigo físico, sino un laboratorio en el que se definieron las fronteras entre lo público y lo privado, delimitadas no por géneros, sino por la oposición entre lo honesto y lo deshonesto. La idea del matrimonio, la monogamia y las normas que regulan la sexualidad femenina emergen como consecuencias directas de estos sistemas de reclusión.

Lejos de ser un capítulo cerrado, estas estructuras se proyectan en el presente. Persisten en la cosificación de los cuerpos femeninos, en

el insulto «puta», en el terror sexual y en las formas sutiles y explícitas de disciplinamiento que operan hoy. Pero también hay historias que las desbordan: este libro rastrea las resistencias y prácticas de aquellas mujeres que, desde los márgenes, transformaron la opresión en espacios de lucha y agencia.

El Estado contra Eva no es un relato del pasado, sino una herramienta para entender cómo se construyeron las verdades que organizan nuestras vidas. Propone que, así como el Estado moderno hunde sus raíces en la colonización de territorios no europeos, también lo hace en la colonización de los cuerpos femeninos. Y que solo entendiendo esa historia podemos empezar a desmantelar el poder que la sostiene.